El 19 de noviembre llega a las salas de cine “El baile de los 41”, historia que intentó borrar Porfirio Díaz y que nos mostrará cómo la comunidad LGBT+ en México ha sido reprimida por décadas, demostrando que su lucha por la igualdad no es un capricho como lo han calificado las clases conservadoras.
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La noche del 18 de noviembre de 1901 ocurrió una redada en un inmueble de la colonia Tabacalera, en la Ciudad de México, donde se detuvieron a 42 hombres, la mitad de ellos vestían ropa de mujer. Uno de ellos fue liberado, Ignacio de la Torre y Mier, quien estaba casado con la hija del presidente Díaz. La decisión del general le salvó la vida, mientras que el resto fue sometido a la humillación pública para posteriormente ser asesinados.
Este hecho es bien conocido por la comunidad LGBT como un recordatorio de que en México se persigue a quienes que aman a las personas de su mismo sexo y, que, desde la época de la colonia, ha costado la vida de miles que no pudieron defenderse.
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Han pasado más de 100 años desde que ese grupo de hombres entre los que se encontraban políticos, empresarios, artistas y aristócratas perdieron la vida por ser ellos mismos y, según cifras oficiales, los hechos siguen ocurriendo, cada vez de formas más sangrienta. Solo en 2019 los crímenes de odio en contra de personas con orientación sexual diversa se incrementaron considerablemente, especialmente contra la comunidad trans.
¿Por qué El Baile de los 41 marcará un parteaguas en la narrativa del cine mexicano?
A lo largo de los últimos años, el cine independiente nos ha regalado historias que buscan romper la caricatura del homosexual, esa donde son patiños y que reciben golpes, burlas y humillaciones “justificadas” por guiones machistas. Sin embargo, El Baile de los 41 es una cinta que narra un hecho real de una época que, para muchos, ha sido controversial y que fue manipulada a conveniencia; sí, me refiero al porfiriato.
La cinta dirigida por David Pablos nos muestra a personajes gays humanos, que se enamora, que tiene miedo, que se divierten, que son parte activa y que son víctimas de la sociedad que habitan.
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Desenterrar un suceso incómodo para la élite es importante en un momento de deconstrucción
En lo personal, la historia de El baile de los 41, marcó mis inicios en el periodismo. Yo descubrí este tema mientras investigaba para recopilar información para un pequeño espacio que tenía en el periódico Excélsior como parte de los festejos del centenario de la revolución mexicana. Sin embargo, mi primer artículo sobre este hecho vio la luz muchos años después a través de la revista Ulisex Magazine, una publicación independiente de Monterrey, Nuevo León.
En ese momento, la información era escasa, solo algunos archivos en la hemeroteca de la Universidad Autónoma de México tocaban ese tema, pero Carlos Monsiváis mencionó en repetidas ocasiones este hecho, lo que ayudó a, en ese entonces, el joven universitario que también deseaba que ese suceso fuera parte de los libros de historia de texto gratuito.
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Presentar la historia de “El baile de los 41” en este momento en donde la sociedad está deconstruyendo sus malas prácticas es, desde mi punto de vista, de suma importancia para traer a la conversación pública cómo la comunidad LGBT ha sido masacrada por nuestras costumbres, algo que debe terminar antes de que cobre más vidas inocentes.
Pero la represión social sobre la diversidad sexual no será el único debate que abrirá esta cinta, también se aborda el racismo y el machismo a través de la historia de Amanda Díaz, interpretado de forma magistral por Mabel Cadena.
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Para concluir, el trabajo realizado por David Pablos, Alfonso Herrera, Emiliano Zurita y Mabel Cadena, ayuda a visibilizar los problemas que hoy en día siguen vigentes, que marcan la vida de miles de personas y que buscan, de manera pacífica, que se le reconozcan sus derechos y se detengan las redadas sociales en su contra.